Acentuación de los hiatos
26 de julio de 2011
Hay tres tipos de secuencias vocálicas que constituyen hiatos a efectos ortográficos (que no necesariamente de pronunciación):
a) La unión de una vocal cerrada tónica y una vocal abierta. El orden es indiferente, por ejemplo: raíz, oír, laúd, flúor, decíais, búho, ahíto
b) La unión de dos vocales abiertas diferentes: roer, ateo, peleó, Peláez, espeleólogo, aéreo, léalo
c) La unión de dos vocales iguales: leer, zoo, Rociito, chiita, chií, peleé, léelo
El caso a) constituye una excepción a las reglas de acentuación. La vocal cerrada lleva aquí obligatoriamente tilde. Esto es lo que nos enseñaban en el colegio, de manera bastante gráfica, diciendo que se rompía el diptongo (o el triptongo, como en el caso de de.cí.ais). La presencia de la hache es indiferente, como se puede ver por los ejemplos bú.ho y a.hí.to.
Los casos b) y c) siguen las reglas generales, aunque a veces se prestan a confusión. Vamos a ver: ro.er no lleva tilde porque es una palabra aguda terminada en -r; a.te.o no tiene acento gráfico porque es una palabra grave terminada en vocal. En cambio, pe.le.ó es una palabra aguda terminada en vocal que necesariamente se ha de tildar, igual que le ocurre a Pe.lá.ez por ser palabra grave terminada en -z o a es.pe.le.ó.lo.go por ser palabra esdrújula. A.é.re.o se acentúa también por ser palabra esdrújula. Contiene dos hiatos y tiene, en total, cuatro sílabas. Cuidado, porque la mayor parte de las faltas de acentuación en palabras que contienen secuencias vocálicas se producen por no saber realizar correctamente el cómputo silábico, pues al final nos hacemos un lío entre secuencias de vocales que forman diptongo (pro.to.zoi.co, ar.te.ria) y computan, por tanto, como una sílaba y secuencias en hiato que han de contarse como dos sílabas (o.cé.a.no, es.té.re.o).
Un caso particular es el de las formas verbales a las que se les añade un pronombre átono, como lé.a.lo. El imperativo le.a es una palabra llana terminada en vocal que, por tanto, no se acentúa; pero cuando le añadimos el pronombre lo, gana una sílaba y se convierte automáticamente en una palabra esdrújula que exige tilde. Esto precisamente nos puede traer algunos quebraderos de cabeza. Una parte considerable de las faltas de ortografía tienen que ver con palabras que presentan formas alternativas. Una de las más temibles es la de elegir/elija. Parece que nuestro hablante-escribiente se dice: ¿Por qué se tiene que escribir un mismo verbo unas veces con ge y otras con jota?; o, para el caso que nos ocupa: ¿Por qué el mismo imperativo se escribirá unas veces con tilde y otras sin ella?
No anda descaminado quien tiene tales dudas. Por un lado, estas alternancias ortográficas nos obligan a contrastar contra todo un juego de reglas cada forma particular de una palabra o, lo que es lo mismo, nos exigen realizar una serie de operaciones antes de escribir. Por otro lado, disgregan en la escritura lo que nuestra intuición percibe como unitario. En definitiva, complican la escritura de manera considerable.
Los casos de c) los dejo para que los mires y te los expliques tú mismo. Si has ido siguiendo el artículo, debería estar claro por qué Rociito se escribe sin tilde y el porqué de la alternancia entre chiita y chií.
Estas reglas sobre la acentuación de los hiatos matizan y complementan las relativas a los diptongos y triptongos, de modo que todas ellas se han de aprender conjuntamente.
a) La unión de una vocal cerrada tónica y una vocal abierta. El orden es indiferente, por ejemplo: raíz, oír, laúd, flúor, decíais, búho, ahíto
b) La unión de dos vocales abiertas diferentes: roer, ateo, peleó, Peláez, espeleólogo, aéreo, léalo
c) La unión de dos vocales iguales: leer, zoo, Rociito, chiita, chií, peleé, léelo
El caso a) constituye una excepción a las reglas de acentuación. La vocal cerrada lleva aquí obligatoriamente tilde. Esto es lo que nos enseñaban en el colegio, de manera bastante gráfica, diciendo que se rompía el diptongo (o el triptongo, como en el caso de de.cí.ais). La presencia de la hache es indiferente, como se puede ver por los ejemplos bú.ho y a.hí.to.
Los casos b) y c) siguen las reglas generales, aunque a veces se prestan a confusión. Vamos a ver: ro.er no lleva tilde porque es una palabra aguda terminada en -r; a.te.o no tiene acento gráfico porque es una palabra grave terminada en vocal. En cambio, pe.le.ó es una palabra aguda terminada en vocal que necesariamente se ha de tildar, igual que le ocurre a Pe.lá.ez por ser palabra grave terminada en -z o a es.pe.le.ó.lo.go por ser palabra esdrújula. A.é.re.o se acentúa también por ser palabra esdrújula. Contiene dos hiatos y tiene, en total, cuatro sílabas. Cuidado, porque la mayor parte de las faltas de acentuación en palabras que contienen secuencias vocálicas se producen por no saber realizar correctamente el cómputo silábico, pues al final nos hacemos un lío entre secuencias de vocales que forman diptongo (pro.to.zoi.co, ar.te.ria) y computan, por tanto, como una sílaba y secuencias en hiato que han de contarse como dos sílabas (o.cé.a.no, es.té.re.o).
Un caso particular es el de las formas verbales a las que se les añade un pronombre átono, como lé.a.lo. El imperativo le.a es una palabra llana terminada en vocal que, por tanto, no se acentúa; pero cuando le añadimos el pronombre lo, gana una sílaba y se convierte automáticamente en una palabra esdrújula que exige tilde. Esto precisamente nos puede traer algunos quebraderos de cabeza. Una parte considerable de las faltas de ortografía tienen que ver con palabras que presentan formas alternativas. Una de las más temibles es la de elegir/elija. Parece que nuestro hablante-escribiente se dice: ¿Por qué se tiene que escribir un mismo verbo unas veces con ge y otras con jota?; o, para el caso que nos ocupa: ¿Por qué el mismo imperativo se escribirá unas veces con tilde y otras sin ella?
No anda descaminado quien tiene tales dudas. Por un lado, estas alternancias ortográficas nos obligan a contrastar contra todo un juego de reglas cada forma particular de una palabra o, lo que es lo mismo, nos exigen realizar una serie de operaciones antes de escribir. Por otro lado, disgregan en la escritura lo que nuestra intuición percibe como unitario. En definitiva, complican la escritura de manera considerable.
Los casos de c) los dejo para que los mires y te los expliques tú mismo. Si has ido siguiendo el artículo, debería estar claro por qué Rociito se escribe sin tilde y el porqué de la alternancia entre chiita y chií.
Estas reglas sobre la acentuación de los hiatos matizan y complementan las relativas a los diptongos y triptongos, de modo que todas ellas se han de aprender conjuntamente.
Publicado por Alberto Bustos
Acentuación de los diptongos
30 de junio de 2011
Las palabras con diptongo se acentúan siguiendo las reglas
generales. Hasta aquí todo bien. La gracia está en saber qué se
considera diptongo a efectos ortográficos y dónde se tiene que colocar
la tilde en caso de que tengamos que acentuar ortográficamente un
diptongo.
Bien, vayamos por partes. Cuando una palabra contiene una secuencia de dos vocales en posición tónica, necesitamos saber si estas se consideran diptongo ortográfico o hiato. Para ello hemos de conocer ciertas reglas ortográficas que son convencionales y no tienen por qué ajustarse a lo que efectivamente se pronuncia. Es este uno más de los casos de discrepancia entre escritura y pronunciación. Consideramos que estamos ante un diptongo cuando tenemos:
Para saber qué se considera vocal abierta y qué, vocal cerrada, hay una regla poco científica, pero muy eficaz (a mí, por lo menos, me sigue sirviendo desde que me la enseñaron en el colegio con nueve años). Las gorditas (a, e, o, nótese el redondelito) son fuertes (= abiertas). Las flaquitas (i, u) son débiles (= cerradas). Pero, por favor, no le contéis a nadie que explico la acentuación así o sería el fin de mi reputación como lingüista.
Conviene saber también que la presencia de una hache intercalada no rompe un diptongo. Por ejemplo, el sustantivo truhan, a pesar de la hache, contiene un diptongo ortográfico, por lo que es monosílabo y no puede llevar tilde.
Bien, ¿y dónde va la tilde si es que se tiene que poner? Esto también es convencional. En el caso a), es decir, vocal abierta más vocal cerrada, la tilde va siempre en la vocal abierta. Es lo que vemos en cuáquero, béisbol y bonsái. En el caso b), o sea, dos vocales cerradas diferentes, la tilde se coloca siempre sobre la segunda, como en cuídate, Viúdez e interviú.
Fácil, ¿no? Bueno, espérate a que te cuente las reglas para acentuar los triptongos y los hiatos y después me lo dices. Pero de momento te dejaré descansar.
Nota: esta entrada está adaptada a las reglas de la Ortografía de la lengua española de 2010.
[Blog de Lengua Española de Alberto Bustos, Acentuación de los diptongos]
Bien, vayamos por partes. Cuando una palabra contiene una secuencia de dos vocales en posición tónica, necesitamos saber si estas se consideran diptongo ortográfico o hiato. Para ello hemos de conocer ciertas reglas ortográficas que son convencionales y no tienen por qué ajustarse a lo que efectivamente se pronuncia. Es este uno más de los casos de discrepancia entre escritura y pronunciación. Consideramos que estamos ante un diptongo cuando tenemos:
a) una vocal abierta y una cerrada (el orden es indiferente): cuáquero, béisbol, bonsái, aire, rediez, Sainz, ion
b) dos vocales cerradas diferentes: cuídate, Viúdez, interviú, jesuita, construir, Luis, hui
Como es fácil comprobar, los ejemplos de a) se acentúan o se dejan de
acentuar gráficamente siguiendo las reglas generales. Así, cuáquero lleva tilde por ser palabra esdrújula; béisbol, por ser palabra llanabonsái, por ser palabra aguda terminada en vocal. En cambio, aire no se acentúa por ser llana terminada en vocal; rediez, por ser aguda terminada en zeta; y Sainz e ion, porque, como buenos monosílabos, no deben llevar tilde. Nótese que los nombres propios de persona españoles se acentúan siguiendo las reglas generales y que ion, guion y palabras similares se consideran monosílabos a afectos de acentuación en la Ortografía de la lengua española
de 2010. Si aplicas tú mismo las reglas de acentuación a los ejemplos
de b), comprobarás que su acentuación o ausencia de ella sigue siendo
perfectamente regular. terminada en ele; y Para saber qué se considera vocal abierta y qué, vocal cerrada, hay una regla poco científica, pero muy eficaz (a mí, por lo menos, me sigue sirviendo desde que me la enseñaron en el colegio con nueve años). Las gorditas (a, e, o, nótese el redondelito) son fuertes (= abiertas). Las flaquitas (i, u) son débiles (= cerradas). Pero, por favor, no le contéis a nadie que explico la acentuación así o sería el fin de mi reputación como lingüista.
Conviene saber también que la presencia de una hache intercalada no rompe un diptongo. Por ejemplo, el sustantivo truhan, a pesar de la hache, contiene un diptongo ortográfico, por lo que es monosílabo y no puede llevar tilde.
Bien, ¿y dónde va la tilde si es que se tiene que poner? Esto también es convencional. En el caso a), es decir, vocal abierta más vocal cerrada, la tilde va siempre en la vocal abierta. Es lo que vemos en cuáquero, béisbol y bonsái. En el caso b), o sea, dos vocales cerradas diferentes, la tilde se coloca siempre sobre la segunda, como en cuídate, Viúdez e interviú.
Fácil, ¿no? Bueno, espérate a que te cuente las reglas para acentuar los triptongos y los hiatos y después me lo dices. Pero de momento te dejaré descansar.
Nota: esta entrada está adaptada a las reglas de la Ortografía de la lengua española de 2010.
[Blog de Lengua Española de Alberto Bustos, Acentuación de los diptongos]
Publicado por Alberto Bustos
Categorías: norma, ortografía
Acentuación de los triptongos
13 de julio de 2011
Los triptongos se acentúan siguiendo las reglas generales. Lo
primero que necesitamos saber es qué se entiende ortográficamente por
triptongo, que no es otra cosa que una secuencia de tres vocales de las
que la central es abierta y las exteriores, cerradas (para que nos
entendamos, un sándwich con las delgadas de tapa y la más
rolliza en el centro). Hay que aclarar, eso sí, que esto no pasa de ser
una convención ortográfica. La realización que de hecho tenga esa
secuencia de vocales presenta grandes variaciones dependiendo de la
procedencia geográfica y sociocultural del hablante que la pronuncia.
Cuando hay que marcar gráficamente el acento en un triptongo, la tilde se sitúa siempre en la vocal abierta. Los casos en que verdaderamente nos vamos a encontrar con que hay que acentuar triptongos son los de palabras agudas terminadas en -s, concretamente, verbos como porfiéis o copiáis. Fuera de ahí, si se rebusca mucho, se puede encontrar algún caso aislado como el tecnicismo haliéutico ‘relativo a la pesca’ o la forma expresiva requetemiáu; pero ya digo que hay que rebuscar mucho (y además creo que es la primera vez en mi vida que escribo estas palabras). Si algún lector me puede ofrecer algún ejemplo más, con mucho gusto lo incorporaré.
Una pequeña complicación nos la crean palabras terminadas en -y como Paraguay o Camagüey, que no se acentúan. Para ellas se ha creado una regla ad hoc en la ortografía de 2010 que consiste en decir que no llevan tilde las palabras agudas terminadas en -y. Quizás hubiera sido más fácil considerar, como se hacía tradicionalmente, que la i griega a efectos ortográficos no es una vocal, pero entiendo que eso hubiera podido crear complicaciones por otro lado.
Muy relacionada con la acentuación de los triptongos está la de los diptongos, de la que ya hemos hablado. No obstante, con esto no hemos acabado todavía con la acentuación de palabras que contienen secuencias de dos o más vocales, puesto que todavía nos queda por ver la acentuación de los hiatos, que nos complicará un poco lo que acabamos de exponer.
Nota: esta entrada ya se adapta a lo dispuesto en la Ortografía de la lengua española de 2010.
[Blog de Lengua Española de Alberto Bustos, Acentuación de los triptongos]
Cuando hay que marcar gráficamente el acento en un triptongo, la tilde se sitúa siempre en la vocal abierta. Los casos en que verdaderamente nos vamos a encontrar con que hay que acentuar triptongos son los de palabras agudas terminadas en -s, concretamente, verbos como porfiéis o copiáis. Fuera de ahí, si se rebusca mucho, se puede encontrar algún caso aislado como el tecnicismo haliéutico ‘relativo a la pesca’ o la forma expresiva requetemiáu; pero ya digo que hay que rebuscar mucho (y además creo que es la primera vez en mi vida que escribo estas palabras). Si algún lector me puede ofrecer algún ejemplo más, con mucho gusto lo incorporaré.
Una pequeña complicación nos la crean palabras terminadas en -y como Paraguay o Camagüey, que no se acentúan. Para ellas se ha creado una regla ad hoc en la ortografía de 2010 que consiste en decir que no llevan tilde las palabras agudas terminadas en -y. Quizás hubiera sido más fácil considerar, como se hacía tradicionalmente, que la i griega a efectos ortográficos no es una vocal, pero entiendo que eso hubiera podido crear complicaciones por otro lado.
Muy relacionada con la acentuación de los triptongos está la de los diptongos, de la que ya hemos hablado. No obstante, con esto no hemos acabado todavía con la acentuación de palabras que contienen secuencias de dos o más vocales, puesto que todavía nos queda por ver la acentuación de los hiatos, que nos complicará un poco lo que acabamos de exponer.
Nota: esta entrada ya se adapta a lo dispuesto en la Ortografía de la lengua española de 2010.
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Publicado por Alberto Bustos
Categorías: norma, ortografía
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